miércoles, 21 de octubre de 2009

Hundimiento del Invincible

ATAQUE AL "INVINCIBLE"

El 30 de Mayo de 1983, el Diario ABC de Madrid publicaba:

"No sé si el sacrificio de estos pilotos devolverá las Malvinas a su país. Pero sé otra cosa, tal vez más importante... que cuando, en adelante, se imaginen al argentino ya no pensarán en el gaucho típico, en el engominado cantante de tangos o en la presidente de revista. Pensarán en esos pilotos que han sabido morir por saber por qué vivían, privilegio hoy al alcance de muy pocos. Es lugar común decir que Argentina ha sido bendecida por todos los dones del cielo y de la tierra; pero sobre todo, ahora lo vemos, por sus hijos que se hicieron aviadores."

El 29 de mayo por la mañana, la 2da. Escuadrilla de Caza y Ataque de la Fuerza Aérea Argentina recibió la orden de alistar sus aviones para atacar un blanco ubicado a unas 80 millas al este de las Malvinas, en el radial 090°.

En la Base Aérea de San Julián, siendo las 10:30 horas, el jefe de la Escuadrilla de aviones Skyhawk A4C citó en su despacho a los jefes de escuadras para explicarles que se había planeado una muy difícil misión y que la misma se llevaría a cabo en conjunto con aviones Super Etendard de la Armada.

El objetivo, les dijo, era el portaaviones “Invincible” al que se había ubicado en la posición indicada. Cuando terminó de hablar, el oficial preguntó a sus hombres quien se ofrecía a ir pero un silencio profundo siguió a sus palabras. Al cabo de unos segundos se escuchó la voz del primer teniente Ernesto Rubén Ureta que quebrando el silencio dijo:

-Yo voy.

Casi al instante habló su compañero y amigo de muchos años, el primer teniente José Daniel Vázquez para decir:

-Yo también.

El jefe de aquellos hombres sintió una profunda emoción y una agradable sensación de orgullo al ver a sus hombres ofrecerse voluntariamente para una misión de la que se sabía, resultaría sumamente difícil regresar. Les explicó que Vázquez sería el jefe y que debían ser ellos los encargados de elegir a sus compañeros.

Ureta seleccionó al primer teniente Omar Jesús Castillo y a su compañero, el alférez Gerardo Guillermo Isaac. Un quinto piloto, el teniente Daniel Paredi, conduciría hasta Río Grande a un quinto aparato que haría las veces de reserva.
Los cinco Skyhawks despegaron desde su base rumbo a Tierra del Fuego a las 12:45 y tras un vuelo sin inconvenientes, aterrizaron una hora después. Detrás de ellos, en un Learjet, viajaba el jefe de la Escuadrilla con los planes y cálculos de combustible que sus máquinas necesitarían para llevar a cabo la arriesgada incursión.

Se trataba de una misión sumamente compleja en la que los aviones deberían rodear el archipiélago a unas 200 millas por el sur, remontar luego hacia el norte y atacar a las naves enemigas ¡“desde el este”!. Para ese momento, volaban también hacia Río Grande los Super Etendart de la Marina, listos para unirse a sus hermanos de la Fuerza Aérea.

Al día siguiente, cuando todo estuvo listo, tuvo lugar la histórica misión. El primero en despegar, cerca del medio día, fue el capitán de la Armada Argentina Alejandro Francisco, seguido segundos después por su numeral, teniente Luis Antonio Collavino. Cinco minutos después partieron los A4C de Fuerza Aérea encabezados por su jefe, el primer teniente Vázquez a quien siguieron, en este orden, su segundo, el primer teniente Ureta y sus escoltas, el teniente Castillo y el alférez Isaac.

Ascendieron todos hasta los 12.000 pies y poniendo rumbo sudeste, con muy buen tiempo, se encontraron cincuenta minutos después, con los aviones cisternas KC-130.

Los ocho aparatos volaron juntos, a lo largo de 300 kilómetros, turnándose para efectuar la carga. Al alcanzar el punto convenido, los Hércules KC-130 se separaron y se alejaron lentamente hacia el continente mientras los cazas continuaban rumbo al este, adoptando formación de ataque.

Afortunadamente la lluvia era intensa y sirvió para que la sal no se cristalizara contra los vidrios y entorpeciese la visión. De todas maneras, hubo una pérdida de contacto visual que produjo un leve desvío de ruta. Sin embargo, el excelente sistema de navegación de los Super Etendard permitió a la formación corregir el rumbo y seguir adelante sin inconvenientes.

Volando rasantes sobre un mar embravecido y con absoluto silencio de radio para no advertir al enemigo, los cazas argentinos se aproximaron a las islas, comunicándose a través de señas. Todos rezaban para que nada fallase; se sabía que si el avión que transportaba el Exocet tenía problemas, la misión debería abortar.

La formación atravesaba el último pasaje previo al ataque cuando los Super Etendard ascendieron unos metros para emitir con el radar. Deberían hacerlo rápido para evitar su detección.

Un número considerable de ecos dispersos iluminó las pantallas de a bordo, demostrando una actividad naval enemiga poco convencional. Francisco y Collavino descendieron inmediatamente, seguros que se trataba de señales verdaderas y al ascender por segunda vez para detectar el blanco, el primero rompió el silencio para comunicar que había enganchado el blanco:

— ¡20 millas al frente en proa. Disparo misil!

Los seis pilotos experimentaron una gran tensión pues sabían que un duro combate estaba por empezar. Francisco oprimió el obturador y lanzó el misil. Sus compañeros vieron al Exocet caer hacia las aguas y cuando parecía que iba a colisionar con ellas, observaron como encendía su motor y comenzaba a volar estabilizadamente al ras de la superficie. Los Super Etendard viraron hacia la izquierda y se alejaron. Era el turno de la Fuerza Aérea.

Volando a 30 metros del agua, los pilotos se concentraron sobre el objetivo, listos para abrir fuego con sus cañones.

De manera repentina el teniente Ureta vio estallar a su lado al avión del primer teniente Vázquez. El aparato, alcanzado por un Sea Wolf, dio una vuelta hacia adelante y estalló sin dar tiempo a su piloto a eyectarse. El alférez Isaac, que volaba muy cerca, sintió una impresionante sacudida, producto del estallido.
Ureta, seguido por sus compañeros, siguió avanzando firmemente mientras los ingleses les disparaban con todo lo que podían. A bordo de sus naves sonaban las alarmas y la tripulación se arrojaba en busca de protección.

Poco después se deshizo en el aire el teniente Castillo.

Con un nudo en la garganta por la muerte de sus compañeros, pero sin dejarse amedrentar, los aviadores restantes continuaron volando hacia el objetivo a toda velocidad. Antes de disparar sus cañones, Ureta alcanzó a distinguir la inconfundible silueta del “Invincible”, con su pista de aterrizaje, la isla y las dos bochas blancas de los radomos de proa y popa.

Cuando tuvo al buque en la mira, Ureta disparó sus cañones pero solo salió una ráfaga corta porque los mismos se trabaron. Entonces se elevó y arrojó sus bombas en el momento en que iniciaba el salto por encima de la estructura, cruzando desde popa y escapando a la derecha. Detrás suyo el alférez Isaac avanzaba disparando sus ráfagas de metralla e impactando con sus proyectiles de 30mm el casco de la embarcación. Antes de chocar contra él se elevó y también arrojó su carga no sin antes comprobar que la nave parecía hallarse detenida ya que no se veía la típica estela blanca en el agua, detrás.

Cuando los pilotos iniciaban el viraje para efectuar la maniobra de escape, vieron que el barco se hallaba casi cubierto por gruesas columnas de espeso humo. En ese momento se perdieron ambos de vista pero minutos después reestablecieron el contacto mientras volaban con el mismo rumbo y silencio total de radio.

Mientras el portaviones británicos ardía a sus espaldas, los aviadores argentinos se encontraron en el punto establecido con el avión cisterna, el fiel Hércules KC-130, que volaba a 5000 metros de altura, sobre las azules aguas del mar. El tiempo era bueno y la visibilidad también.

Los pilotos tuvieron dificultad para embocar sus lanzas en las canastas de las mangueras debido a la enorme tensión que habían experimentado. Sin embargo, la operación se realizó sin inconvenientes y pudieron continuar.

Aterrizaron en Río Grande sin inconvenientes, primero Ureta y segundos después Isaac. Mucha gente los esperaba, entre ellos, el capitán Francisco y el teniente Collavino. La muerte de Vázquez y Castillo había causado pesar en el ánimo de todos.
Los dos pilotos de la Fuerza Aérea se abrazaron y lloraron amargamente mientras sus compañeros de la Armada, que los observaban, sentían la pérdida como propia. Otros dos valientes argentinos habían caído para siempre en la helada inmensidad del Atlántico Sur, demostrando una vez más su coraje y su honor.

El 30 de mayo, el “Invincible” fue atacado con el último Exocet que le quedaba a la Argentina.


Esta parte lo saque de esta pagina: www.malvinense.com.ar

Resultado de la misión: (según la versión de los dos pilotos de la FAA)
Un misil Exocet podría haber impactado en el portaaviones, junto con tres bombas de 250 kgs. cada una, que penetró la cubierta del buque y produjo serios daños y un principio de incendio en la zona de los hangares, aunque una de ellas no estalló.

Naves participantes:

Super Etendard
- 2do Esc. Aeronaval Caza y Ataque (ARA) (2)

A-4C Skyhawk
- IV Brigada Aérea (FAA) (4)

Hercules C-130 - I Brigada Aérea (FAA) (2)



III- Las versiones inglesas

Versión 1
(1 de junio 1982):

El Ministerio de Guerra Británico informa que los aviadores argentinos han atacado al casco del Atlantic Conveyor, y no al portaaviones.
Este mismo informe dice que en el ataque al portacontenedores es derribado un avión argentino.


Versión 2 (3 de junio 1982):
Al desmentir la versión anterior, ahora se informa que el buque atacado no fue el Atlantic Conveyor, sino la Avenger y que esta fragata ha derribado a los aviones argentinos por el sistema de Sea Dart.
Lo curioso es que la Avenger no poseía dicho sistema de misiles.


Versión 3 (extraída del libro "La Batalla por las Malvinas" de Hastings y Jenkins 1983):
"El 30 de mayo el grupo de batalla sobrevivió a otro ataque aéreo con Exocet, cuando el Avenger consumió su hazaña de voltear al misil con un cañón de 4,5 pulgadas, cuarenta y cinco segundos despues de la alarma."
Ni siquiera se habla del Invincible, sino de que el ataque fue hacia dicho buque, y no da mas detalles de ningun otro avión sobrevolando la zona.


Versión 4 (la versión oficial inglesa):
Dos A-4C Skyhawks de la FAA, fueron derribados al este de la isla Soledad por el sistema de misiles Sea Dart disparados por el HMS Exeter; y un cañón de 4,5 pulgadas del HMS Avenger quizá haya golpeado a uno. El Exocet podría haber impactado en el casco del Atlantic Conveyor o ser derribado por el sistema antimisiles del Avenger, y los pilotos podrían haber confundido la silueta del Invincible, con el casco del Atlantic Conveyor.
Esta es la versión oficial, por mas ilógica que parezca.


Recordemos que ninguna de las cuatro versiones concuerda entre sí, son todas diferentes.
Los datos que aquí figuran, fueron extraídos de la historia oficial de la Royal Navy y del libro Falklands, the air war.


IV- Daños

Resulta dificil comprender, si el buque fue severamente dañado o no, ya que la palabra de los dos pilotos no coincide con la palabra de los ingleses, ni tampoco con las imágenes que se han obtenido del buque después de la guerra, evidenciando que no tuvo severos daños. ¿Acaso los pilotos de la Fuerza Aérea, han distorsionado su relato, o simplemente son los ingleses que han trucado las evidencias?

¿Qué fue lo que le pasó al buque luego del ataque?

Para analizar que fue lo que le pasó al buque hace falta destacar la gravedad del impacto, de cada proyectil que supuestamente según los pilotos han arrojado al buque.

Extraído del libro "Halcones sobre Malvinas"


"Los técnicos de las FFAA continuaron los estudios para reemplazar modificando a otras bombas y espoletas, desarrollando, ensayando, y fabricando con la Industria Argentina, nuevos retardos, detonadores y piezas mecánicas a ritmo febril.
Al cabo de 15 días, las nuevas bombas estaban provistas a las Unidades de combate y se emplearon por primera vez el día 25 de mayo, en el HMS Coventry, el cual desapareció instantáneamente de la superficie ante el impacto de 3 bombas. Su empleo se repitió con "Sir Galahad" (hundido), "Sir Tristan" (hundido) y la Fragata "Plymouth" (inutilizada), y al portaaviones Invincible.
Ahora si, la totalidad de los impactos, implicaba la destrucción o el fuera de combate del blanco."

El portaaviones no solo habría recibido tres de esas poderosas bombas, sino que también sufrió el impacto de un Exocet. Este misil hundió (y inutilizó a otros) a su blanco cada vez que fue lanzado durante el conflicto.
Recordemos que el Exocet pudo haberse desviado, por el "chaf", el sistema de defensa británico, de las naves escoltas.


"Luego del ataque, el radar argentino ubicado en Malvinas, detecta una gran actividad de helicópteros británicos, que se dirigen al este de la isla Soledad. Al mismo tiempo los aviones del Invincible se elevan a 12.000 metros de altura, con el fin de ahorrar combustible. Luego los aviones aterrizan en San Carlos, donde las tropas británicas se habían establecido el 21 de mayo." (Fuente: La Guerra Inaudita II)

Al leer ese fragmento del libro del Comodoro Moro, reflexionamos y nos preguntamos: ¿Al momento del ataque, ninguno de los 9 harriers se enteró que venian 2 SkyHawks a su nave nodriza, teniendo los misiles Sidewinder?¿Cómo es posible que la única arma de defensa del portaaviones, no haya actuado contra los aviones argentinos? los Harriers eran muy superiores a los A4C de la FAA...

Sin embargo, el misterio sobre que fue lo que ocurrió ese día, sigue sin resolver, ya que los británicos nunca dieron un parte de guerra sólido y concreto como ya hemos analizado en sus distintas versiones sobre el ataque. Es por ese motivo, que se desconoce si el portaaviones llegó a tener daño alguno. A continuación otras curiosidades:

Ese mismo día (30/05) el General J. Moore, decide trasladarse desde el Invincible (donde dirigió todas las operaciones hasta ser atacado) a San Carlos, para seguir comandando a la tropa desde allí.
Existe también un testimonio de un soldado británico, que es muy sospechoso. Se trata de Ana Gerschenson, quien cambió de sexo años despues de terminada la guerra. En el año 1982, se destacaba como enfermero del Invincible. El artículo del diario dice (diario Clarín, 20/11/02): "El marinero transexual aseguró haber sufrido un trauma por haber tenido que tratar "terribles heridas" en el departamento de enfermería del Invincible, debido a los feroces ataques de los aviones argentinos durante los días del conflicto."

Se desconoce cual fue la gravedad del impacto, ya que Gran Bretaña, nunca ha aportado datos reales o contundentes.
Según la historia oficial británica, el día 17 de septiembre de 1982, el portaaviones HMS Invincible, regresa al puerto de Portsmouth, luego de cumplir un record de navegación de 166 días en alta mar.
Fue el último buque en llegar a puerto. (Los demas lo hicieron entre junio y agosto).




V- Conclusión

En este pequeño trabajo, se demostró detalladamente como fue el ataque, y las consecuencias sufridas en el buque.
Se trató de analizar las versiones inglesas y argentinas y llegar a un punto en común, pero en ambos de detecta una escasez de información o falta de concordancia, por lo que las dos versiones no son 100% creibles. Tal vez, una vez pasado el pacto de 90 años de secreto, se pueda saber si el buque sufrió daños severos, y el motivo por el cual las autoridades británicas han mantenido durante más de 24 años tanta indiferencia y hermetismo con el tema Invencible, y lo sucedido el día 30 de mayo.

Interesante sería, reunir a los pilotos de la Fuerza Aérea y a los protagonistas ingleses, para que cuentan al mundo de una vez por todas, la verdad de lo acontecido. Si bien en este trabajo no se pueden obtener claras conclusiones, es un intento de llegar a la verdad de lo sucedido, por la memoria de los héroes que allí quedaron.

De todas formas, no debemos de olvidar, la audacia con que estos pilotos enfrentaron a las fuerzas enemigas, que en toda la misión fueron superiores en cuanto a las capacidades defensivas, asi lo demostraron derribando a pocos kilómetros del objetivo a dos héroes, que han muerto por una noble causa. El solo hecho de intentar y luego realizar con éxito los reabastecimientos, desde los Hércules, y que conjuntamente operen la FAA y la ARA, merece recordar, esta gran operación, que dejó a dos grandes héroes en el camino.

Es Argentina, un país con pocas chances de victoria por su tecnología militar la que intentó la hazaña, y debe de sentir orgullo, por atreverse a enfrentar a una de las flotas más poderosas de aquel entonces, a la cual pudo hundirle 8 embarcaciones de gran tonelaje (una por cada semana de combate). Hazaña que ninguna Aviación del Hemisferio Sur conoce.


www.malvinense.com.ar

*FIN*

Este trabajo está dedicado en memoria de...



Omar Jesús Castillo y José Daniel Vazquez

sus muertes no fueron en vano.


Fuente:
www.malvinense.com.ar
 

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